Como este año es el Año del Dragón en China, Donald y yo nos trasladamos hacia allá para celebrarlo. Fue un larguísimo vuelo a través de Sud...

EL AÑO DEL DRAGÓN

Como este año es el Año del Dragón en China, Donald y yo nos trasladamos hacia allá para celebrarlo. Fue un larguísimo vuelo a través de Sudamérica y luego el Océano Pacífico (menos mal que llevé ropa abrigada, porque estaba frío allá arriba), pero finalmente llegamos a Beijing y a la famosa Ciudad Prohibida.

¡La verdad es que los chinos quedaron muy impresionados al recibir a un dragón de verdad en su país, y justo a tiempo para los festejos! Ni Donald ni yo entendimos una sola palabra de lo que decían (vamos, es que sonaba a chino), pero nos ofrecieron tantos regalos y comidas apetitosas y nos fotografiaron tanto que su deleite fue más que obvio. Donald no es vegetariano, pero les puso arroz a las carnes que comió y después llevó a pasear volando a todos los niños que había en los alrededores. Mientras tanto, yo di un paseo por la ciudad y aproveché para hacer algo de activismo en contra de la matanza de tigres para hacer afrodisíacos (ya que no he perdido mi molesta conciencia ecológica).

En fin, después de mucho divertirnos y de hacer algunas compras, nos quedamos para ver los fuegos artificiales. Ahí ya no me atreví a volar con Donald, dado que, a diferencia de mi dragón, yo NO soy a prueba de explosiones, pero Donald voló entre las chispas e hizo unas cuantas acrobacias.


¡Feliz Año del Dragón para todos!

G. E.

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